Es una sensación única que nos sobreviene en determinados momentos, cuando se ven historias de superación personal (ante las cuales no tengo nada más que decir que “CHAPO” y quitarme el sombrero), cuando se escuchan pequeñas joyas como algunas bandas sonoras, cuando a pesar de tener todo en tú contra te revelas y dices NO,…. Y ¿cuáles son las consecuencias de esa sensación? Un suspiro, canciones cantadas a capela con una voz que asustaría al más pintado, un baile desorganizado y patético pero lleno de una energía inigualable, actos rebeldes y socialmente justos,… es decir, gestos espontáneos que de una manera u otra dicen “AQUÍ ESTAMOS”. Por supuesto estamos hablando de la esperanza, ese sentimiento tan poderoso y esquivo, tan pocas veces exprimido. ¿Es hora de exprimirlo?
Anoche se me ocurrió hablar de esto mientras estaba escuchando la radio ya que le había dicho a la autora del blog que escribiría una entrada (este es un guiño a la autora del blog, una amiga).
He leído por ahí, aquí y allá, que vivimos en la sociedad del terror. Tiene su lógica el argumento, ya que mientras estamos pensando en miedos que nos han sido creados para tenernos atemorizados (es una opinión personal pero muchos de ellos han sido creados artificialmente), no pensamos en crear nada socialmente útil, ni manifestaciones, ni caceroladas, ni alternativas de ocio, ni políticas,…; si lo pensamos bien es una manera bastante hábil de delimitar, encasillar,… el poder del pueblo. ¿Qué ha hecho el 15-M? Sencillo, convertir las brazas de una desarmada y paupérrima esperanza política en fuego. Pero, y después ¿seguimos confiando en los mismos grandes partidos políticos de siempre con las mismas directrices de siempre? A esa respuesta no se responder, cada cual es responsable de su propio voto, pero tengo una teoría acerca de la clase política: como en todos los trabajos existen muy malos profesionales, los malos políticos lo único que hacen es aprovecharse del dinero del contribuyente y del perteneciente al tío Sam (el Estado) para enriquecerse y salir corriendo. Y he aquí la clave: pagan justos por pecadores, pues no señores lo que debemos hacer es identificar a los malos políticos y condenarlos como se está haciendo en Islandia, condenando a los banqueros y políticos responsables de la pésima gestión en tiempos de crisis.
Escrito por el patito feo.